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LA TRANSFIGURACIÓN DE JESÚS

  • Foto del escritor: Pr. Herman Gajardo Pastén
    Pr. Herman Gajardo Pastén
  • 28 jul
  • 2 Min. de lectura

“1. Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto;

2. y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz.

3. Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él.

4. Entonces Pedro dijo a Jesús: Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí; si quieres, hagamos aquí tres enramadas: una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías.

5. Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Éste es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd.

6. Al oír esto los discípulos, se postraron sobre sus rostros, y tuvieron gran temor.

7. Entonces Jesús se acercó y los tocó, y dijo: Levantaos, y no temáis.

8. Y alzando ellos los ojos, a nadie vieron sino a Jesús solo.”

Mateo 17:1-8


Jesús hace partícipe de algo glorioso a tres de sus discípulos, a Pedro, a Jacobo y a Juan, quienes aparentemente eran más cercanos a Él, pues también se les nombra en otras situaciones de su ministerio, en esta ocasión algo sublime les iba a ser revelado, y Jesús los lleva a la cumbre de un monte, y al estar allí se transfiguró… su rostro resplandecía como el sol, y sus vestiduras se hicieron blancas como la luz, nos relata el escrito… y además de eso aparecen en escena Moisés y Elías. Es de imaginar que los discípulos estaban atónitos, y muy asombrados por lo que estaban viendo, tanto que Pedro en su impulsividad que le caracterizaba, muy efusivamente sugiere hacer tres enramadas, una para Jesús, una para Moises y otra para Elías, y mientras hablaba, una nube de luz los cubrió, y una voz desde la nube dice: “Éste es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd”… qué tremenda y gloriosa manifestación de la verdadera esencia e identidad de nuestro Señor Jesucristo.


Al escuchar esa voz, los discípulos se postran sobre sus rostros, y tuvieron gran temor, pero Jesús les dice “levántense, no teman”… nadie había visto ni a Moisés, ni a Elías, solo sabían de ellos por lo que habían leído en las escrituras, y de repente, Pedro, Juan y Jacobo, ven a Jesús, tal como Él es, en su divinidad, ven al patriarca Moisés, el escritor de toda la ley, y también ven a Elías, el profeta más prominente de las escrituras, a aquel que había subido al cielo en un torbellino de fuego, y ahora estaban allí con ellos, quizás todo ocurrió en el cielo, en otra dimensión, totalmente incomprensible para estos discípulos, por lo cual estaban extasiados, maravillados, y tremendamente impresionados por lo que habían experimentado, y de pronto solo ven a Jesús allí… me atrevo a decir que ellos vivieron esa experiencia como un ejemplo de lo que nosotros, un día experimentaremos, cuando lleguemos a su maravillosa Presencia, para lo cual debemos permanecer fieles a su llamado.


Pr. Herman Gajardo P.

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