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NO CONTRISTÉIS AL ESPÍRITU SANTO

  • Foto del escritor: Pr. Herman Gajardo Pastén
    Pr. Herman Gajardo Pastén
  • 4 jun
  • 2 Min. de lectura

“29. Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.

30. Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.

31. Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia.

32. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.

Efesios 4:29-32


El apóstol Pablo, muy inspirado por Espíritu Santo, nos exhorta a que “ninguna palabra corrompida, salga de nuestra boca”, y lo dice con autoridad, con la certeza de que debe ser obedecida y sin excusas, convencidos que si no tenemos nada bueno que decir, entonces lo mejor es quedarnos callados, y si vamos a hablar debe ser algo bueno para la sana edificación a fin de ser cauces de bendición para quienes nos escuchen.


Y esto es necesario hacer, pues de lo contrario podemos “contristar al Espíritu Santo”, y aquí se establece que el Espíritu Santo es una persona que tiene sentimientos, y es sensible, y se puede entristecer debido a nuestro mal proceder, y Él merece nuestra absoluta consideración y respeto. Él nos revela a Cristo, Él nos revela secretos del Padre, Él nos capacita para entender la Palabra escrita. Maravilloso Espíritu Santo.


En el versículo 31 encontramos que se nos insta a sacar de nosotros “toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia”, y en el versículo 32 se nos dan las alternativas correctas para adoptar: “Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo”. Tremenda enseñanza.


Pr. Herman Gajardo P.


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