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TÚ DIESTRA ME HA SOSTENIDO

  • Foto del escritor: Pr. Herman Gajardo Pastén
    Pr. Herman Gajardo Pastén
  • 1 sept 2020
  • 2 Min. de lectura


“1. Dios, Dios mío eres tú; De madrugada te buscaré; Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, En tierra seca y árida donde no hay aguas,

2. Para ver tu poder y tu gloria, Así como te he mirado en el santuario.

3. Porque mejor es tu misericordia que la vida; Mis labios te alabarán.

4. Así te bendeciré en mi vida; En tu nombre alzaré mis manos.

5. Como de meollo y de grosura será saciada mi alma, Y con labios de júbilo te alabará mi boca,

6. Cuando me acuerde de ti en mi lecho, Cuando medite en ti en las vigilias de la noche.

7. Porque has sido mi socorro, Y así en la sombra de tus alas me regocijaré.

8. Está mi alma apegada a ti; Tu diestra me ha sostenido.”

Salmo 63:1-8


Este salmo fue escrito por David cuando huyó al desierto por culpa de su hijo Absalón, el cual le usurpó el trono. Cuando pienso en la reacción de David frente a esta difícil situación de “golpe de estado”, y efectuado por su propio hijo, David se transforma en un referente de humildad y de sano juicio, pues cualquiera buscaría la forma de evitar esto, hacer justicia, y quizás agregarle un sentimiento de venganza por lo sucedido, sin embargo, David decide huir, evitando que mueran personas y evitar además que la ciudad fuese destruida.


Al llegar al desierto, sube a un monte, y al llegar arriba adora al Señor... y su oración no fue pedirle a Dios que se hiciera cargo de sus enemigos, no le reclama a Dios el porqué de su situación, su único objetivo fue adorar... y su adoración cambió todo a su favor, y su corazón no se contaminó de venganza, y no dejó entrar el odio, David conocía a Dios y sabía que el Señor tenía todo bajo su control, y determina que lo mejor es reconocer quien es Dios, y adorarle, y esperar sólo en Él.


La decisión de David es la que necesitamos aprender, para que en días difíciles y complicados, podamos hacer brotar de nosotros lo que Dios espera ver. Si nuestra confianza está en el mismo Dios de David, entonces de la misma manera lo entenderemos y seremos bendecidos.


“En la sombra de tus alas me regocijaré” declaró David, pues sólo Dios puede traer paz y gozo aún en medio de la tormenta. Debemos aprender a regocijarnos en el Señor siempre, no importando las circunstancias, Dios es maravilloso.


Pr. Herman Gajardo P.

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