ASOMBROSAS SON TUS OBRAS

“1. Aclamad a Dios con alegría, toda la tierra.

2. Cantad la gloria de su nombre; Poned gloria en su alabanza.

3. Decid a Dios: ¡Cuán asombrosas son tus obras! Por la grandeza de tu poder se someterán a ti tus enemigos.

4. Toda la tierra te adorará, Y cantará a ti; Cantarán a tu nombre.

5. Venid, y ved las obras de Dios, Temible en hechos sobre los hijos de los hombres.

6. Volvió el mar en seco; Por el río pasaron a pie; Allí en él nos alegramos.”

Salmo 66:1-6

Tremendas arengas del Salmista para que en toda la tierra podamos reconocer la grandeza de Dios, y  aclamar al Señor con alegría, que cantemos la gloria de su nombre, que pongamos gloria en su alabanza, que le digamos “cuán asombrosas son tus obras”, que sus enemigos sean amedrentados y se sometan a su poderío. El declarar con nuestra boca quien es Dios hace retroceder al enemigo, por eso en nuestros cantos enfatizamos de su gloria y de su poderío.

La intención o deseo del Salmista es que en toda la tierra adoren y canten al nombre del Señor, que vengan y vean las grandes y maravillosas obras de Dios, que sepan que Él es “temible en hechos sobre los hijos de los hombres”, Él volvió el mar en seco para que el pueblo pasara cuando salieron de Egipto, y en sus proezas nos alegramos, y no dejamos de reconocer cada día todo lo que el Señor ha hecho y hace por nosotros.

Bendecimos al Señor porque en toda circunstancia podemos sentirnos seguros en Él, nuestra oración y nuestro clamor es oído por Él, y hemos sido participantes directos de su gracia y de su gran misericordia, su Presencia nos acompaña, Él pelea nuestras batallas y nos hace sentir más que vencedores, Él es nuestra provisión, Él es nuestro sanador, Él es todo lo que necesitamos para seguir adelante en el propósito que Él cumplirá en nosotros, y nunca dejaremos de reconocer “cuán asombrosas son tus obras”.

Pr. Herman Gajardo P.