LA SOMBRA DE PEDRO

“15. tanto que sacaban los enfermos a las calles, y los ponían en camas y lechos, para que al pasar Pedro, a lo menos su sombra cayese sobre alguno de ellos.”

Hechos 5:15

Que hermosa consecuencia de bendición tiene el Espíritu Santo cuando llega y se manifiesta con poder, impregnándonos de la persona de Jesucristo, y somos transformados, y su gracia sublime nos usa como cauces de bendición. En los inicios de la Iglesia, en Jerusalén, los discípulos de Cristo estaban llenos del Espíritu Santo, y su Presencia fue crucial para fundamentar y solidificar la Iglesia naciente, y los primeros cristianos desbordaban de amor por las almas, y la misericordia del Señor estaba allí presente, para sanar, para liberar, para restaurar, para bendecir, revelando a Jesús como el único camino de salvación para la humanidad. En el versículo que leemos hoy, dice: “tanto que sacaban los enfermos a las calles, y los ponían en camas y lechos, para que al pasar Pedro, a lo menos su sombra cayese sobre alguno de ellos”, o sea, era tanto el poder de Dios fluyendo a través de los apóstoles y en los creyentes, que la situación era exactamente igual que la peña de Horeb en el desierto, cuándo comenzó a brotar agua de ella, la roca fue golpeada (Cristo fue muerto, pero con su resurrección todos fuimos resucitados), y ahora el Agua de Vida comenzó a brotar trayendo bendición y salvación a todo aquel que beba de ella.

Es muy interesante notar que si “hasta la sombra de Pedro” tocaba a algún enfermo estos sanaban… era el inicio del cumplimiento de lo que un día dijo Jesús: “El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre” (Juan 14:12). El Espíritu Santo vino para quedarse, y hoy sigue haciendo milagros en el Nombre de Jesús, ven a los brazos del Padre, ven que hoy es día de salvación, ven antes de que sea tarde…

Pr. Herman Gajardo P.