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ESFORZAOS, NO TEMÁIS

  • Foto del escritor: Pr. Herman Gajardo Pastén
    Pr. Herman Gajardo Pastén
  • hace 12 horas
  • 2 Min. de lectura

“3. Fortaleced las manos cansadas, afirmad las rodillas endebles.

4. Decid a los de corazón apocado: Esforzaos, no temáis; he aquí que vuestro Dios viene con retribución, con pago; Dios mismo vendrá, y os salvará.

5. Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán.

6. Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del mudo; porque aguas serán cavadas en el desierto, y torrentes en la soledad.

7. El lugar seco se convertirá en estanque, y el sequedal en manaderos de aguas; en la morada de chacales, en su guarida, será lugar de cañas y juncos.”

Isaías 35:3-7


Frente a las vicisitudes a que constantemente nos hemos enfrentamos, nuestro ánimo por seguir adelante ha ido mermando, y el cansancio emocional nos agobia, trayendo como consecuencia que el desánimo se apodere de nosotros, pero Dios conoce nuestras vidas y Él está pendiente de nosotros, por lo cual la Palabra de hoy nos anima diciéndonos: “Fortaleced las manos cansadas, afirmad las rodillas endebles. Decid a los de corazón apocado: Esforzaos, no temáis”, y esas son palabras que efectivamente nos animan y nos hacen sentirnos protegidos y cuidados por el Señor, y nuestros ojos comienzan a abrirse y nuestros oídos se ponen atentos a recibir instrucciones de Dios para nuestras inquietudes.


Es hermoso saber que cuando todo nos parece oscuro, Dios toque nuestras vidas con su Palabra y nos diga que Él está con nosotros, y nos anima diciéndonos que Él cavará en el desierto y de allí brotarán aguas y el sequedal será convertido en manantiales de aguas, y que el cojo saltará de alegría y la lengua de los mudos hablará, o sea, cosas poderosas comienzan a ocurrir cuando nosotros no vemos la salida y las circunstancias adversas nos sobrepasan, pero Dios interviene en nuestro caminar y nos saca de nuestra angustia y de nuestro pesar. Bendito sea el Señor.


Pr. Herman Gajardo P.


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