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PEDRO TENÍA UNA ESPADA

  • Foto del escritor: Pr. Herman Gajardo Pastén
    Pr. Herman Gajardo Pastén
  • 8 oct 2021
  • 2 Min. de lectura

“7. Volvió, pues, a preguntarles: ¿A quién buscáis? Y ellos dijeron: A Jesús nazareno.

8. Respondió Jesús: Os he dicho que yo soy; pues si me buscáis a mí, dejad ir a éstos;

9. para que se cumpliese aquello que había dicho: De los que me diste, no perdí ninguno.

10. Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la desenvainó, e hirió al siervo del sumo sacerdote, y le cortó la oreja derecha. Y el siervo se llamaba Malco.

11. Jesús entonces dijo a Pedro: Mete tu espada en la vaina; la copa que el Padre me ha dado, ¿no la he de beber?”

Juan 18:7-11

El párrafo bíblico que leemos hoy, narra el difícil momento en que detienen a Jesús para ser llevado a la muerte, el versículo 7 dice que Jesús volvió a preguntarles que a quién buscaban, y la respuesta es categórica: “A Jesús Nazareno”. Frente a eso, Jesús les responde “Yo Soy”, y todos cayeron de espaldas, la razón fue que nadie podía pronunciar el nombre Dios, y Jesús se identifica a sí mismo con el poderoso nombre del Dios de Israel… y nadie pudo quedarse en pie y cayeron de espaldas. Ante la poderosa y majestuosa voz de Dios pronunciando su nombre, nadie puede permanecer de pie.

Jesús agrega que si lo buscan a Él, que dejen ir a sus discípulos, para que se cumpliese la escritura donde menciona que “de los que me diste, no perdí a ninguno” (excepto el hijo de perdición), pero durante este tenso diálogo, Pedro, que tenía una espada, la desenvaina y hiere a un siervo del sumo sacerdote, llamado Malco, y le corta la oreja derecha. Jesús de inmediato detiene a Pedro diciéndole que guarde su espada, y hace la siguiente declaración: “la copa que el Padre me ha dado, ¿no la he de beber?”, Jesús sabía lo que tenía que suceder con Él y nada ni nadie puede cambiar los designios de Dios.

La frase que Jesús, le dice a Pedro, es para indicarle a Pedro, y a todos nosotros, que el propósito de Dios se cumplirá, así como todas las profecías se cumplirán, y nada ni nadie podrá impedirlo. La impetuosidad de Pedro lo llevó a cometer un acto que Jesús de inmediato reprueba, y que nos debe poner en alerta a nosotros hoy, frente a la actual situación reinante, ya sea social, política, o religiosa, pues hay quienes de alguna forma quieren impedir que se cumpla lo que la Biblia profetiza para estos tiempos finales que estamos viviendo y experimentando, y se oponen a que sucedan cosas que tienen que suceder, aunque a nosotros no nos parezcan agradables de aceptar, no olvidemos que su Palabra se cumplirá y que nosotros no podemos interferir, posponiendo lo establecido por Dios. Tomemos ejemplo de la oración de Jesús en Getsemani: “Padre, hágase tu voluntad y no la mía”.


Pr. Herman Gajardo P.

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